miércoles, 6 de junio de 2012

LA MERCED DE CHAUTE Y LUCUMANI (SAN BARTOLOMÉ-HUAROCHIRÍ), 3/6/12.

En el kilómetro 53 de la Carretera Central, en el distrito de Cocachacra, provincia de Huarochirí, se encuentra un acceso que lleva a los pueblos de Chaute y Lucumani, pertenecientes al distrito de San Bartolomé.

Esta vez nuestro objetivo era conquistar las montañas de Chaute y Lucumani a puro pedal, 24km de ascenso por trocha carrozable, partiendo de los 1400msnm y llegando hasta los 2560msnm.

Cocachacra, Km 53 de la Carretera Central, acceso a Chaute y Lucumani.

 Nuestro paso por Cocachacra.
 Se inicia la trepada de 24km por trocha carrozable, rumbo a Chaute.
La ruta es exigente y larga, los 1160m de desnivel deja extenuado hasta al más experimentado de los ciclistas. El viaje hasta Chaute nos tomó 5 horas, rodando por caminos abruptos, aderezados por paisajes montañosos que no daban tregua al asombro y a la contemplación. Es imposible no cautivarse con la colosal estructura del mundo que la vida nos ofrece por estos lugares.

Los cinco primeros kilómetros discurren sobre una trocha zigzagueante que va bordeado una cadena montañosa interminable desde donde se puede apreciar el valle en todo su esplendor, hasta aquí todo transcurría impecablemente hasta que una pochada de llanta de la bicicleta de Ruby nos detuvo por un instante, cambiamos la cámara inmediatamente y seguimos cuesta arriba, más tarde otra ponchada puso en peligro nuestro viaje cuando nos dimos cuenta que el pegamento para parches se había agotado y secado completamente, la única solución que encontramos fue pegar el parche con su propio adhesivo y encima le pusimos otro parche, lo cual funcionó muy bien pudiendo continuar con nuestra ruta hacia Chaute.
Trepando las montañas que conducen La Merced de Chaute y Lucumani.
 Rodando por los caminos del Perú.
 Rodando por lo mejor del Perú.
 Parchando cámara en las alturas de Chaute.
Luego de pasar los 2000msnm el camino se prolonga sobre un relieve ondulante de poca pendiente hasta llegar a un desvío donde un letrero nos anuncia qué destino hay que seguir, el camino de la derecha te lleva a Santiago de Tuna y el de la izquierda a La Merced de Chaute, dicho letrero se encuentra a unos 16km del punto de partida, desde allí hasta Chaute hay unos 5km más de trepada. Este último tramo se vuelve más exigente debido al cansancio que llevamos a cuestas, sin embargo la carretera se deja ciclar sin mayores complicaciones. Un hombre que pasa caminando nos dice que ya estamos muy cerca, pero nosotros ya sabemos que los códigos que manejan aquellas personas son completamente diferentes a los nuestros, así que no nos hicimos ilusiones y seguimos pedaleando. Desde este tramo de la ruta puede apreciarse fácilmente, en la cadena montañosa de enfrente, la ruta que lleva al Bosque de Zárate, lugar por donde anduvimos hace unas semanas atrás, aquella vez desde dicho bosque pudimos observar a la distancia, al otro lado de la quebrada Carnacha, los pueblos de Chaute y Lucumani que se veían como maquetas colocadas en lo alto de los cerros, fue así como decidimos ir algún día a visitar dichos pueblos.

Llegada al desvío, a la derecha Santiago de Tuna y a la izquierda Chaute.
Eran las 2.45pm cuando luego de hacer un corte de camino en la modalidad “Ciclotrekking” por fin pudimos observar a lo lejos el pueblo de Chaute, para suerte nuestra este pueblo sí existía y no había sido una alucinación de un grupo de caminantes agotados y sedientos que un día se pusieron a escrutar la quebrada Carnacha desde un lugar privilegiado del Bosque de Zárate.
Llegando a Chaute, 2500msnm (Huarochirí-Perú).
Al llegar a Chaute, Edwin se había encargado de buscar un lugar donde almorzar, pero le dijeron que no había restaurante y que ese día la “señora de la tienda” no había cocinado ningún tipo de menú. ¡Chispas!, qué mala suerte, ¿ahora qué hacemos?, estábamos hambrientos, así que tuvimos que buscar otra tienda donde le rogamos a sus dueños para que nos preparen algo de comer, pero la respuesta fue negativa, sin embargo nos ofrecieron conservas de atún para comer con galletas de soda, pero eso no nos bastaba así que le pedimos al dueño, señor Fernando Sánchez, que nos dejara prepararnos nuestro propio almuerzo en su cocina, él aceptó cordialmente y en seguida le compramos todo lo necesario para preparar nuestro bufet. La cocina del señor Sánchez prácticamente fue tomada por asalto por tres personas extrañamente vestidas, con cascos y pañoletas y que habían llegado al pueblo súbitamente sobre un transporte no convencional, buscando con ansias un lugar donde comer.

Entrada al pueblo de Chaute.
 En la plaza mayor de Chaute.
 Con el señor Fernando Sánchez, quien nos acogió en su casa.
Así transcurría la vida en Chaute mientras Ruby preparaba croquetas de atún y Edwin freía el pollo y los huevos, mientras tanto yo me encargaba de picar la cebolla y el tomate para preparar la ensalada de atún. A los 30 minutos la mesa estaba servida y los “tres tristes tigres” pudimos aplacar por fin el hambre voraz que trajimos de las montañas. El señor Sánchez nos observaba impertérrito desde su mostrador y por ratos sonreía, nosotros no nos cansábamos de agradecerle tamaña deferencia, razón por la cual además le agradecimos económicamente. A las 4.30pm nos fuimos de Chaute, no sin antes tomarnos una fotografía con el señor Sánchez, quien fue nuestro salvador aquel día.

 Cocinando en casa del señor Sánchez.
 Cocinando en casa del señor Sánchez.
 Cocinando en casa del señor Sánchez.
 El ágape del ciclista.
 La hora del almuerzo, en Chaute-Perú.
Lucumani está a solo 20 minutos en bicicleta desde Chaute, no nos íbamos a quedar con las ganas de completar el periplo, así que enrumbamos pedales hacia dicho pueblo que también habíamos visto desde la otra orilla de la quebrada Carnacha cuando fuimos al Bosque de Zárate.
Ruta a Lucumani, a 5km de Chaute.
En Lucumani hallamos a tres personas que conversaban amenamente, nos acercamos a ellas y les preguntamos por la ruta que lleva al bosque de Zárate, la vista privilegiada que tenían desde allí era majestuosa, la quebrada Carnacha se dejaba ver de manera absoluta y en sus cimas montañosas el bosque de Zárate coronaba como un penacho sobre el lomo de los Apus, era realmente impresionante, y pensar que un día anduvimos en caminata por la otra acera de aquel mundo que ahora lo sentíamos nuestro. Aquellas personas nos hablaron de su mundo y de los senderos que comunican Lucumani con el bosque de Zárate, -sí existe esa ruta- nos dijeron, pero es mejor que vayan a pie porque el camino es estrecho y con mucha pendiente. Sólo estuvimos unos minutos con ellos porque el tiempo apremiaba, luego nos despedimos, pero quedó la promesa de volver algún día para cruzar la quebrada Carnacha a pie desde Lucumani hacia el Bosque de Zárate y descender luego por San Bartolomé. Será una ruta espectacular que próximamente llevaremos a cabo.

Con nuestros amigos de Lucumani.
A las 5.10pm nos fuimos de Lucumani, volvimos a pasar por Chaute y de allí rodamos en “caída libre” hasta Cocachacra. El atardecer en Chaute te da la posibilidad de contemplar un paisaje suigéneris, el ocaso serrano tiene su encanto. Ya de noche, en Cocachacra, tuvimos que abordar un bus que nos llevara hasta Chosica.

Descenso a Cocachacra, con la tarde a cuestas.
 Atardecer en la alturas de Chaute (Huarochirí-Perú).
 Privilegios de Ciclista, el Ocaso de Chaute.

Ver álbum de fotos aquí: Chaute y Lucumani 


ATTE.

Dúbert Díaz R.
RodandoPerú

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