viernes, 30 de septiembre de 2011

LA TORMENTA DE TICLIO, 25/09/11

Eran las 7 de la mañana cuando los pedales empezaron a girar...
El abyecto panorama de La Oroya tiene muy poco que ofrecer al visitante, salvo sus 3750msnm que significan un gran reto para cualquier cicloviajero que ose venir hasta aquí para rodar cuesta arriba en dirección a Ticlio, punto más alto de la carretera central situado a 4818 msnm. Obviamente, luego de coronar Ticlio a puro pedal, el descenso a Lima iba a ser espectacular, sobre todo para los que habían venido por primera vez.

Momento antes de la partida (La Oroya-Perú, 3750msnm).

Ascender 45km en bicicleta (La Oroya-Ticlio) no iba a ser nada sencillo, todos lo sabíamos, sin embargo allí estábamos para cumplir el reto, soportar el frío y vencer el soroche. Por  esta época del año el clima suele ser favorable, pero estábamos en la Puna, uno de los ecosistemas más impredecibles de la geografía peruana, en este lugar el tiempo puede variar de un momento a otro.

Trepada a Ticlio.
Después de 3 horas de viaje, cuando ya casi habíamos recorrido 25km, unas gotas de agua sobre la pista nos anuncian que algo está por suceder, el ambiente se pone sombrío y una fina gasa de niebla se apodera del entorno, a los pocos segundos el aguacero arrecia y unos  cristales de hielo empiezan a estrellarse con nuestros cascos. Mientras buscábamos los impermeables, granizo y agua iban arremetiendo en caída libre, sin piedad, y bastaron pocos segundos para quedar completamente empapados. El frío era intenso y la situación bastante seria, la diversión parecía haber llegado a su fin, no había donde guarecerse, estábamos en medio de la carretera, rodeado de montañas, lejos de cualquier centro poblado, sólo Arturo y yo habíamos llevado impermeables, mientras que Gerson, Daniel, Christian y Jorge tuvieron que soportar con estoicismo tamaña calamidad, mientras que Gabriel lograba esquivar el aguacero con un impermeable improvisado de bolsa de plástico.

 Instantes en que nos sorprendió la tormenta.
 
Sólo quedaba esperar a que escampara la tormenta, pero aquello era muy arriesgado, lo mejor era seguir pedaleando y buscar un refugio, no obstante la comunidad más cercana (Pucara) estaba a 5km aproximadamente, sortear esa distancia en tales condiciones y a 4200msnm iba a ser un viacrucis, sin embargo no nos quedó otro remedio y así lo hicimos, rodamos a duras penas, hasta que la suerte nos salió al paso cuando un ómnibus sin pasajeros se detuvo para auxiliarnos. Gabriel y yo fuimos los últimos en subir, por un momento pensé que el bus nos dejaría, apuramos el paso y en un santiamén ya estábamos encaramados del estribo, mientras que Gerson iba tomando las mejores fotografías del rescate.

Bus al rescate.
El bus no nos llevó hasta Pucara y mucho menos a Ticlio, sólo hasta un campamento de mineros donde encontramos al fin un refugio. Allí esperamos a que pasara la tormenta. Las últimas noticias sobre Ticlio traídas por los mineros, decían que allá no estaba lloviendo y que, por el contrario, había mucha iluminación solar, aquello nos hizo recobrar la esperanza de poder continuar rodando hacia la cumbre.

Luego que escampara la tormenta y con la pista aún mojada seguimos nuestro viaje a Ticlio, primero había que llegar a Pucara y de allí a Morococha, aún faltaban poco más de 16 km para coronar el objetivo.

Daniel y Jorge decidieron buscar un carro para terminar el ascenso, pero no tuvieron suerte, así que siguieron pedaleando. En este momento recién caímos en la cuenta de que Christian no estaba con nosotros, todo parecía indicar que en medio de la tormenta él había salido en estampida salvaguardado por sus propios demonios.


Vuelve la esperanza de coronar Tilcio en bicicleta.
A las 11.30am el aguacero ya era historia, el sol volvió a brillar y la temperatura aumentaba paulatinamente; el tiempo se volvió propicio para los pedales, no obstante el soroche empezó a hacer su trabajo en nuestro cuerpo. Gerson, Arturo y Gabriel se alejaron prontamente, mientras que Daniel y yo íbamos haciendo nuestro mejor esfuerzo. Jorge logró encontrar un camión que lo llevara a Ticlio.
Cuando llegué a Pucara me dirigí a una tienda para buscar comida y de pasada alguien con quien conversar, pues me andaba quedando dormido por el soroche, hizo falta una segunda pastilla para reanimarme. Mientras esperaba a Daniel entablé conversación con dos señoritas del lugar.
La última vez que vi a Daniel en este viaje fue en Pucara y hasta nos tomamos una fotografía en la salida del pueblo, de allí yo me alejé hasta llegar al otro centro poblado, donde un niño me vendió unas mandarinas muy extrañas.

Avistamiento de Pucara.
Era la 1.20pm cuando caí en la cuenta de que ya no llegaría a Ticlio en bicicleta, un cúmulo de nubes negras se veía venir desde lo alto de la cordillera y el niño de las mandarinas raras sabiamente me dijo que llovería otra vez, así que decidí esperar un carro.
En vista que ningún auto me recogía apuré pedales en dirección a Morococha. No pasaron ni 30 minutos y el cielo se destapó y una vez más el agua y el granizo me salieron al encuentro. En ese instante me acordé de Daniel, él no llevaba impermeable ¡Pobre Danie!, dije, ojalá encuentre pronto un lugar donde guarecerse. Inmediatamente me puse mi impermeable y enrumbé pedales a Morococha, cuando llegué allí el panorama era fúnebre, desolador, me refugié en el paradero de buses donde un joven llamado Benavides llegó con un saco de Ichu que iba a usar para la cama a sus cerdos.

Vuelve la tormenta.
Más de una hora esperé a Daniel en Morococha, pero nunca llegó.
Mientras hablaba con Benavides iba levantando mi bicicleta con las manos para generar calor, según Benavides un bus me recogería en cualquier momento, pero cuando me puse a levantar la mano ninguno paraba, mientras tanto, a lo lejos, el cielo de Ticlio se iba anunciando negro como un carbón. Benavides me hablaba de sus cerdos y de su vida sencilla por los campos grises de Morococha, él sabía interpretar mejor que nadie los códigos de la naturaleza, me decía que las condiciones iban a empeorar y yo ciertamente le creía, así que tomé la decisión de marcharme de allí. Levanté una y mil veces la mano pero nadie me recogía, ¡maldita sea!, decía, ¿acaso ningún transportista se puede apiadar de mí?...
Luego de proferir una retahíla de improperios y profundamente estresado por el desamparo,  cuando mis manos ya estaban entumecidas y mi cuerpo manifestaba indicios de hipotermia, aparece un Volvo azul que transportaba minerales, su conductor respondió a mi llamado y me hizo una seña para que subiera, en el acto Benavides se trepó a la tolva y me ayudó a subir la bicicleta, a las justas pude despedirme de él y agradecerle por su compañía. Era la primera vez que me subía a uno de estos carros, sólo recuerdo que en un arranque de destreza inverosímil logré asirme del estribo antes de que el chofer empezara a rodar tamaña máquina.

Vista de Morococha desde el paradero del bus.
Una vez instalado en el copiloto del camión la serenidad me vino al cuerpo. A medida que ascendíamos a Ticlio vi como el hielo se iba imponiendo en el paisaje mientras que copos de nieve se iban estrellando contra el parabrisas del carro. En ese momento me vino a la mente la sonrisa de doña Luchita, una viejecita muy bajita, a la que había visitado unas horas en su humilde casa de las afueras de La Oroya, le había llevado unas fotografías y regalos para sus nietos por habernos atendido muy bien la vez que pasamos por allí en mayo de 2010.

El conductor se llamaba Jorge, un hombre de piel curtida por el frío, huancayino, con una familia de la que estaba muy orgulloso y con una experiencia de más de 20 años manejando su camión por todo el Perú. Había montado bicicleta en sus años mozos y hasta había participado en rallys de ciclismo en su ciudad natal. Conocía la ruta al Huaytapallana y me invitó a realizarla con sus hijos cuando yo decidiera darme un salto por Huancayo.


Vista del ascenso a Ticlio desde la ventana del camión.
A las 3.15pm llegamos a Ticlio, paramos allí para tomarnos unas fotos; el niño que allí vende maní me dijo que hace mucho rato varios ciclistas habían bajado en carro, yo sólo esperaba que en ese grupo también estuviera Daniel, pues no supe nada de él desde la última vez que lo vi en Pucara. Al niño le di unos presentes, además de unas fotografías que me tomé con sus amigos en el 2010. El se ofreció a tomarnos las fotos en la nieve y desde luego también quiso ser fotografiado para que la próxima vez que vuelva a Ticlio le lleve su fotografía impresa. El panorama de Tilcio era espectacular, nunca había tenido la suerte de encontrarme con la nieve, tal vez esa fue la recompensa mayor después de haber superado tamaña desgracia. Todo tuvo que suceder rápidamente, pues la ropa que llevábamos no era apropiada para permanecer mucho tiempo a temperaturas bajo cero, así que tomamos las fotos y nos fuimos.

En Ticlio con el amigo Jorge.
 En Ticlio con el niño que vende maní.
El descenso desde Ticlio fue de vértigo, viajar en camión en tales condiciones también tiene sus riesgos, sólo Jorge se entendía con su pesada máquina, yo a veces ni le conversaba para que él no desatendiera el camino, pues el primer error sería el último. Bajando la cuesta vimos como otro camión se había descarrilado y había ido a parar a la canaleta del desagüe para estrellarse luego contra la montaña, ver aquel cuadro desolador me puso en alerta, no le quité los ojos de encima a la carretera hasta que las condiciones atmosféricas fueron cambiando a medida que fuimos bajando. En Chicla paramos un momento para comer y allí recién supe que Daniel y Jorge se encontraban en San Mateo y que continuarían el viaje en un camión hasta Lima.
Camión descarrilado en el descenso de Ticlio.
A las 4.30pm llegamos a San Mateo y allí me despedí de Jorge, le di las gracias por su ayuda y por su amistad, yo abordaría un bus hasta Chosica y de allí un auto hasta el óvalo Santa Anita.
El viaje a Chosica fue un martirio, dos horas de viaje, bus repleto de pasajeros, ventanas cerradas, olores hediondos y unas ganas inmensas de terminar con todo esto, tal vez hubiera sido mejor seguir en el camión de Jorge.
En el camino supe que Gabriel había escapado de la tormenta de Ticlio en una camioneta que lo llevó directo a Lima. Gerson y Arturo también hicieron lo propio. Sólo Christian, que apuró pedales desde el comienzo, logró rodar hasta Lima sin mayores complicaciones.

La Puna es ante todo una tierra de extremos, aquí no podemos prever en qué momento cambiará el tiempo, quizá sus habitantes naturales si puedan saberlo, pero nosotros, simples y citadinos mortales, estamos al margen de tamaña sabiduría.

Ver álbum de fotos aquí: RodandoPerú-Fotos.

ATTE

Dúbert Díaz.
RodandoPerú

Conoce el Perú primero y si es en cleta mejor. La bicicleta genera sueños de libertad, con ella puedes ser capaz de llegar a cualquier lugar del planeta impulsándote con el motor de tu propio cuerpo.
Cuando viajes por la naturaleza no la ensucies, hazte cargo de la basura que produces.

Ver vídeo, cortesía de KeniroBike.


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lunes, 26 de septiembre de 2011

GRAN MOVILIZACIÓN DE USUARIOS DE LA BICICLETA-PACTO DE LAS RUEDAS

Los sueños se crean en la mente, se diseñan sobre un papel y se concretizan en el acto, no se puede comenzar al revés, así surgió la idea de la Gran Movilización de Usuarios de la Bicicleta que se concretó el último sábado 24 de septiembre en la Plaza Mayor de Lima.

Concentración: cuadra 52 Av. Arequipa, Miraflores.
Este evento no fue creado ni promovido por una sola persona, para esto se convocó a los diferentes grupos de ciclismo de Lima, representados por sus líderes más significativos, con los cuales se mantuvo una comunicación fluida durante dos meses, vía correo electrónico, facebook y hasta por teléfono, algunos de estos líderes participaron de las reuniones de coordinación, unos cuantos se disculparon, otros hicieron caso omiso y sólo unos pocos asumieron el reto de la Gran Movilización, los motivos se desconocen y a estas alturas eso ya no importa. Lo que sí es importante resaltar es que si todos los grupos de ciclismo, colectivos, comunidades y organizaciones que abordan el tema de la bicicleta se hubieran unido la   Movilización de Usuarios de la Bicicleta habría tenido mayor éxito del que tuvo. El apoyo no sólo era cuestión de concurrencia sino también de promoción del evento a través de la red, cosa que ocurrió de manera muy insignificante. A varios les tembló la mano para promocionar el evento en sus redes sociales, lo cual dejó mucho que desear sobre todo tratándose de agrupaciones y de personas que hacen alarde de su compromiso por la promoción del uso de la bicicleta en nuestra ciudad, en fin aquí “cae a pelo” la célebre frase que dice: “no se le puede pedir peras al olmo”.
 Desplazamiento por la Av. Arequipa hacia el centro de Lima.
Al margen de las piedras halladas en el camino, este evento se sostuvo en quienes sí confiaron en él desde un comienzo, fue ganando fuerza de a poco y la gente se fue solidarizando con el mismo ya que en él había encontrado la oportunidad de expresarse y reclamar un derecho que le era esquivo. Era la primera vez que los usuarios de la bicicleta se reunirían para dirigirse al centro de Lima a entablar un diálogo con la autoridad local y sellar el encuentro con la firma de  un documento al que se ha llamado “EL PACTO DE LAS RUEDAS, POR UNA LIMA MÁS CICLABLE”, el cual había sido enviado a la alcaldesa Susana Villarán con dos semanas de anticipación y hecho público en Facebook una semana antes de la Gran Movilización.
Llegando a la Plaza Mayor de Lima.

 Regidor de Lima Víctor Ramírez Cifuentes firmando el Pacto de las Ruedas. 
El Pacto de las Ruedas es un documento único en su género, el primero firmado entre la Municipalidad de Lima y los usuarios de la bicicleta, con él se sientan las bases de futuras coordinaciones en favor del ciclismo urbano en nuestra ciudad, ahora está en nosotros hacer que nuestros requerimientos sean tomados en cuenta, a continuación los nueve puntos concernientes a las necesidades más urgentes de los usuarios de la bicicleta:

1. Solicitar a quien corresponda la reglamentación de la Ley de la bicicleta en el Perú.

2. Tomar en cuenta al usuario de la bicicleta al momento de planificar y/o rediseñar la ciudad. Revisar el proyecto de ampliación de carriles de la Av. Canadá (San Luis), de la Av. Benavides (Surco) y de la futura ampliación de la Av. Venezuela.

3. Diseño e implementación de un proyecto de Transporte Intermodal (Metropolitano, Tren eléctrico). Coordinar con quien corresponda la adaptación de dicha inter modalidad en los buses del Metropolitano y en el Tren Eléctrico.

4. Diseño y/o ejecución del Plan Maestro Ciclovías para Lima Metropolitana y Callao y su respectiva publicación en la página web de la Municipalidad de Lima. Implementación de ciclo estacionamientos seguros. Construcción de ciclovías troncales en Lima Norte y Lima Este e Inter conexión de todas las ciclovías trocales con el centro de Lima.

5. Respeto y cumplimiento de la ordenanza 612 de la Municipalidad de Lima (2004) por la que toda institución debe disponer el 5% de su playa de estacionamiento (si la tuviese) para estacionar bicicletas.

6. Respeto a las ciclovías, evitando la invasión de vehículos motorizados, comerciantes y peatones. Mantenimiento y limpieza urgente a las ciclovías ya existentes.

7. Respeto al usuario de la bicicleta, permitiéndole el acceso en bicicleta a la playa de estacionamiento de los diferentes centros de interés cultural, recreativos y ecológicos.

8. Respeto al usuario de la bicicleta por parte de los automovilistas, sanción drástica para los malos conductores.

9. Diseño e implementación de un curso de ciclismo urbano en todas las escuelas públicas y privadas. Derivación de más fondos para fortalecer y afianzar el Programa BICICOLE dirigido por el Proyecto Especial Metropolitano de Transporte No Motorizado. Solicitar al ministerio de educación la inclusión de dicho curso en el plan curricular.

Firma del Pacto de las Ruedas por Usuarios de la Bicicleta.

El Pacto de las Ruedas es hoy una realidad, constituye un logro de los usuarios de la bicicleta que se atrevieron a rodar en libertad por las calles de Lima, sin miedos, sin escándalos, sin maldad y, por el contrario, con respeto, con voluntad y con visión de futuro para ver a Lima convertida en la ciudad sostenible que todos queremos. Conocedores de la problemática actual no debemos bajar la guardia, instemos a nuestras autoridades a tomar cartas en el asunto, vayamos todos en bicicleta a recordarles nuestro Pacto cuantas veces sea necesario, los usuarios de la bicicleta no le hacemos ningún daño a la ciudad, al contrario la humanizamos.

Documento Pacto de Las Ruedas, firmado entre la Municipalidad de Lima y los Usuarios de la Bicicleta.


Ver álbum de fotos aquí: RodandoPerú-Fotos 


Vídeo: cortesía de La República.pe

Atte

Dúbert Díaz R.

 
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miércoles, 21 de septiembre de 2011

GRAN MOVILIZACIÓN DE USUARIOS DE LA BICICLETA, LIMA-PERÚ, 24 de Septiembre 2011

DATOS DEL EVENTO:

1. Nombre: Gran Movilización de Usuarios de la Bicicleta en Lima.
2. Tipo de evento : Paseo en bicicleta por la Semana de la Movilidad Sostenible y Día Mundial sin Auto.
3. Modalidad : Activismo ecologista.
4. Objetivos:
a) Reivindicar el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible.
b) Firma del Pacto de las Ruedas entre la alcaldesa Susana Villarán y la Comunidad de Usuarios de la Bicicleta de Lima.
5. Fecha : Sábado 24 de septiembre de 2011.
6. Concentración : Cuadra 52 Av. Arequipa (frente a SAGA de Miraflores), 10am.
7. Hora de partida : 11am.
8. Recorrido : Av. Arequipa-Av. Wilson-Av. Tacna-Jr. Callao-Plaza Mayor de Lima.
9. Culminación del evento: 2pm.

CARACTERÍSTICAS DEL EVENTO:

1. Se trata de un paseo ciclo-urbano que busca reunir al mayor número posible de usuarios de la bicicleta con el fin de dirigirnos hacia centro de Lima para invitar a la alcaldesa Susana Villarán a firmar El Pacto de las Ruedas, documento en el que solicitamos que se reglamente la Ley de la Bicicleta (año 2010) y que se tome en cuenta a los usuarios de la bicicleta a la hora de diseñar y rediseñar la ciudad; así mismo solicitamos que se desarrolle e implemente un proyecto de Ciclovías y Ciclo-parqueaderos para Lima y que se establezca un curso de Ciclismo Urbano en todas las escuelas públicas y privadas. Por otro lado pedimos que se apliquen las sanciones correspondientes a las instituciones públicas y privadas que infrinjan la ordenanza 612 dada por la Municipalidad de Lima en el 2004, donde se dice que las instituciones deben disponer del 5% de su playa de estacionamiento (si la tuvieran) para parqueo exclusivo de bicicletas. Las sanciones también deben aplicarse a los conductores de vehículos motorizados que no respetan a los ciclistas o que invaden las escasas ciclovías que hay en nuestra ciudad.
2. Ese día los usuarios de la bicicleta formaremos una gran “masa crítica” y haremos uso de nuestro derecho a la “libre circulación” desplazándonos de manera pacífica y ordenada, demostrando en todo momento un buen trato a los peatones y a los automovilistas.
3. Será un gran día para reivindicar y promover el uso de la bicicleta como medio de transporte ecológico.
4. Los participantes podrán asistir con cualquier tipo de bicicleta y con la indumentaria que crean conveniente. Se sugiere el uso del casco, pero este no es condicionante para la participación.
5. La caravana ciclista se desplazará por la pista, no usaremos las veredas para evitar accidentes con los transeúntes.
6. Se recomienda llevar silbatos para hacer notar nuestra presencia.
7. Al llegar a la Plaza Mayor nos reuniremos allí por espacio de 1 hora, luego daremos por terminado el evento.
8. Recuerden que no es una marcha de protesta, es un paseo en libertad, sin causar daños ni perjuicios, demostremos a todos que los ciclistas somos amigos de la naturaleza y que buscamos mejorar nuestra ciudad al usar la bicicleta como medio de transporte eco-eficiente.
9. Este será un evento que unirá a toda la comunidad ciclista de Lima y el Perú. El Pacto de las Ruedas será firmado por todos los asistentes.
10. Para la realización de este evento se ha coordinado con líderes y miembros de diferentes grupos de ciclismo de Lima, estamos seguros que casi todos asistirán ese día. También se ha coordinado con CICLOLIMA (No Motorizado) para que nos faciliten el acceso al centro de la ciudad.

Ver evento en Facebook aquí: Gran Movilización de Usuarios de la Bicicleta.

Atte.


Comunidad de Usuarios de la Bicicleta de Lima.


RodandoPerú se suma a este evento.
A todos los que usan la bicicleta para diversos fines, esta es la gran oportunidad para decirle a nuestra sociedad que EXISTIMOS, que no somos unos cuantos, somos un montón, que no somos un problema, somos parte de la solución.
Hagamos de Lima una ciudad más inclusiva para la bicicleta.
La bicicleta humaniza la ciudad y sus usuarios la ennoblecen.
¡No te quedes fuera, Involúcrate!

RodandoPerú

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viernes, 16 de septiembre de 2011

CANCHACAYA-OTAO-CALLAHUANCA, 11/09/11

¡Habla, vamos a cletear a Canchacaya?... umm… ¿y dónde queda eso?, aquí cerquita no más, en las montañas de Harochirí, umm… ¡Vao pe!
Ruta 1: La trepada.
La mañana del 11 de septiembre, una veintena de hombres se lanzó a rodar por las empinadas sendas de Canchacaya y Otao, en este último pueblo algunos decidirían su destino para animarse a conquistar las abruptas cuestas que llevan a parar a Callahuanca.
Ruta 2: El descenso técnico.
La convocatoria no se hizo esperar, con dos semanas de anticipación varios cicloviajeros fueron sacando visa para consagrar el sueño de unir Otao con Callahuanca a puro pedal.

Hubo varios que enrumbaron pedales la noche anterior e hicieron la ruta completita desde Lima (pa sacarse el sombrero), otros fueron en bus hasta Canchacaya y treparon hasta Otao y unos cuantos fueron directo a Otao para hacer el descenso a Callahuanca. Sin embargo hubo uno que pedaleó desde San Pedro de Casta hasta Otao. Pero no importa como hayan llegado, lo importante es que estuvieron allí para saborear cada quien a su manera la libertad de conducir una cleta custodiado únicamente por la magia inapelable de los Apus, colosales e impertérritos, que se imponían en el silencio inexpugnable del majestuoso paisaje Huarochirano.

Canchacaya es un pueblo ubicado a 2500msnm, pertenece al distrito de San Mateo de Otao, ubicado a 3500msnm. Callahuanca está ubicada a 1750msnm. Otao y Callahuanca son dos de los 32 distritos de la provincia de Huarochirí, pertenecientes al departamento de Lima. Todos estos pueblos se localizan al Noreste de la ciudad de Lima, a unos 80km de distancia aproximadamente. Para acceder a la ruta que lleva a Canchacaya hay que hacerlo por el puente Cupiche que se encuentra ubicado a la altura del kilómetro 44.5 de la Carretera Central.

Eran las 11 de la mañana cuando nuestro bus llegó a Canchacaya, Ronal, Ruby, Junior y yo nos bajamos mientras que otros ciclistas se fueron directo a Otao. En el camino el bus recogió a tres amigos que habían venido pedaleando de Lima la noche anterior, también vimos a otros ciclistas en plena trepada entre ellos: Pedro, Armando y Danler, quienes también habían hecho la ruta desde Lima. En Canchacaya nos encontramos con Kamary y Pietro, quienes habían tomado el bus anterior. Al momento llegaron Pedro, Danler y Raúl, extenuados por el fragor de la pedaleada cuesta arriba. Luego de tomar algunas fotografías en la plaza del pueblo y abastecernos de lo necesario, iniciamos la trepada a Otao.
Cerca de las 12 del medio día puse mi odómetro en cero y me lancé a rodar por aquella trocha carrozable que se iba despabilando en zigzag abriéndose paso por una quebrada interminable que en lontananza iba dibujando paisajes que cautivaban al ojo más distraído y al corazón más rebelde.
No pasó ni una hora y casi todos los que partieron conmigo habían desaparecido de mi vista, estos raudos y rudos ciclistas parecían viajar en caballos y no en bicicletas. Sólo Ronal y yo veníamos al último, aunque más abajo había tres ciclistas de la noche anterior. Pasada las dos horas mi organismo se aclimató y empecé a rodar con mayor solvencia, aunque a una velocidad mínima, pues el ángulo de inclinación de aquella trocha sí que era bastante respetable. Sabía que la trepada era de 12 km y apenas llevaba cuatro cuando mi gasto cardiaco había superado los 5 litros de sangre por minuto, fue necesario hacer paradas cada 500 metros, mientras tanto aprovechaba para registrar con mi cámara los caprichosos matices y las texturas orgánicas que fueron saliendo a mi paso durante mi ascenso por la montaña.
Cuando ya había trepado casi 7km, apenas podía distinguir a Ronal en la parte baja de los cerros y cerca de él un bravo jinete que parecía tener un motor en las piernas, después supe que se llamaba Ubens, un ciclista que había venido trepando desde las orillas de la Carretera Central. Con el estoicismo que pedaleaba era seguro que Ubens en algún momento me alcanzaría. Mientras tanto yo seguía trepando a duras penas, mimetizándome en ese geomorfismo de relieves inéditos que guardan en sus entrañas la historia jamás descifrada de la madre tierra y de la vida misma.

En el kilómetro 10 alcancé a Ruby, mi amiga había decido adelantarse desde el inicio, ella rodaba su monoplaza con la convicción de un guerrero que va buscando la gloria en la plazuela de Otao. Aún faltaban dos kilómetros para coronar el primer objetivo, sabíamos que Otao se hallaba muy cerca y eso nos reconfortaba, el lienzo abrupto de la carretera a estas alturas era sólo un grato recuerdo plagado de memorables paisajes que habían quedado grabados para siempre en nuestra retina.
Ubens apareció como un relámpago detrás de nosotros, nos saludamos brevemente y luego desapareció entre los hilos de una ligera llovizna que amenazaba con malograrnos el viaje, sin embargo la lluvia cesó al poco rato.
Cuando mi odómetro marcó los 12km, la carretera perdió inclinación y el terreno se fue volviendo llano, mientras tanto unas casitas con techo a dos aguas nos van anunciando nuestra llegada a San Mateo de Otao. Eran casi las 4pm cuando una jauría de perros nos sale al encuentro y un burro en medio de la plaza, que fungía como anfitrión, nos da la bienvenida al pueblo.
Avistamiento de San Mateo de Otao.
 Con mis amigos Ruby y Ubens, en San Mateo de Otao.
Era lógico que todos los que llegaron primero ya no estuvieran allí, pues casi todos se habían lanzado a rodar por los abruptos senderos que comunican San Mateo de Otao con Callahuanca. De todos sólo quedaba Raúl, quien revisaba su cleta con manos de cirujano. A pesar que ya era tarde, él de todas maneras bajaría por esas montañas, se sabía la ruta, poseía la técnica y estaba investido de una fuerza telúrica que lo ponía a salvo de cualquier desgracia. Yo en cambio no sabía la ruta, no tenía la técnica y mucho menos el poder de los Apus para que el día me espere y la noche no me sorprenda en medio de la nada, sabía que mi ritmo de descenso era distinto al de Raúl por eso finalmente desistí y decidí quedarme con Ruby para descender por Canchacaya hasta Chosica. A las 4.15pm Raúl y Ubens se lanzaron por los abismos de Otao en dirección a Callahuanca, a los pocos segundos sólo quedó de ellos una frágil estela sobre el polvoriento camino que se fue inventando con el simple rodar.
 Ruby, con Raúl y Ubens, antes que ellos se lanzaran por los abismos de Otao. 
 El pueblo de San Mateo de Otao.
 Ruta que une Otao con Callahuanca.
 Las Vecinas de Otao.
A las 5pm Ruby y yo descendimos por la ruta de Canchacaya hacia el valle del Rímac, a esa hora recién llegaba Luis, a quien dejamos en Otao descansando de su larga jornada desde Lima.  La noche cayó en un pueblo cercano a Lanca y la luna empezó a brillar como un sol. Las luces Led del casco de Ruby alumbraban potentemente el camino, razón por la cual descendíamos por las montañas sin la preocupación de caernos, entregados al ritual de la conversación como si fuésemos dos viajeros al interior de un bus. A las 8.30pm llegamos al puente Cupiche y en estampida nos lanzamos a rodar por la Carretera Central hasta Chosica, culminando así una historia más de una ruta en bicicleta por las montañas del Perú.
Descenso nocturno: Otao-Canchacaya-Chosica.
Ruta 3: Descenso Otao-Canchacaya-Chosica.

Ver todas las fotos aquí: RodandoPerú Fotos.

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Atte.

Dúbert Díaz.
RodandoPerú

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sábado, 3 de septiembre de 2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

CAMINATA: San Jerónimo de Punan-Callahuanca. 30/8/11.

Santa Rosa de Callahuanca es uno de los 32 distritos de la Provincia de Huarochirí del departamento de Lima. Es muy conocida por su amplia producción de Chirimoya, fruta de bandera a la que se dedica una gran fiesta popular en el mes de abril. La plaza mayor de Callahuanca se localiza en una meseta situada a 1750msnm. Para llegar hasta allá hay que viajar por la Carretera Central hasta la altura del kilómetro 40 (desvío a Santa Eulalia) e ingresar por la carretera de penetración que da acceso al valle de Santa Eulalia, 13 kilómetros más arriba llegas a un desvío que desciende hacia la Central Hidroeléctrica de Barba Blanca, en donde se inicia una trocha carrozable que asciende en zigzag hasta el pueblo de Callahuanca.
 
El último 30 de agosto nosotros decidimos enrumbarnos a Callahuanca para realizar una caminata por ese lugar. Esta vez no fuimos por la ruta convencional sino más bien optamos por una ruta alterna. El viaje se inició cerca de las 9am, abordamos un bus en Chosica (paradero de buses-Parque Echenique) y en una hora con 20 minutos ya estábamos en medio de las montañas para iniciar el recorrido. Pasando el desvío que lleva a Barba Blanca, a unos 4km en dirección a Huinco, se encuentra el desvío que lleva San Jerónimo de Punan, anexo de Callahuanca, situado a 1400 msnm. Nos bajamos en este punto e iniciamos nuestra caminata de 4km hacia Callahuanca, previa visita al centro turístico Piedra Huaca.

Mapa del recorrido.

Llegada al Punto de Inicio (desvío a San Jerónimo de Punan).
Inicio del camino a San Jerónimo de Punan.
Listos para iniciar el recorrido.
El sendero está compuesto por una trocha carrozable, rodeada de vegetación y vistas impresionantes del colosal paisaje huarochirano, además de un río y una cascada con poco caudal en esta época de año. El clima es extraordinario, el sol ilumina y calienta el valle y unos cuantos mosquitos hematófagos van haciendo estragos en nuestras piernas desnudas.
 
San Jerónimo de Punan es un lugar muy pequeño situado en la cercanía del río, a un kilómetro de allí hay un acceso que lleva al Centro Turístico Piedra Huaca, donde se practica el turismo responsable, cuentan con una piscigranja, biohuerto, restaurante, museo de sitio y acceso al río, además de un guía de turismo que te informa sobre las bondades del lugar. El acceso a Piedra Huaca es por un estrecho sendero debidamente señalizado, el descenso tarda unos 20 minutos y el ascenso hizo jadear a más de uno de nuestros amigos, sobre todo cuando se enteraron que aún faltaba 1km para llegar a la plaza mayor de Callahuanca.
 
Pueblo de San Jerónimo de Punan.
Cruzando la cascada de Punan.
Desvío a Piedra Huaca (centro ecoturístico)
Descenso a Piedra Huaca.
Llegada a Piedra Huaca.
Cerca de las 2.30pm arribamos a Callahuanca, algunos parecían cansados sin embargo su felicidad era evidente, un paseo entre amigos por la naturaleza siempre deja grandes satisfacciones. Ahora había que buscar un lugar para comer, lo cual fue un poco complicado ya que el pueblo celebraba la fiesta de Santa Rosa de Lima y los visitantes habían atiborrado la plaza mayor. Para suerte nuestra pudimos encontrar el lugar ideal para mitigar nuestra hambre: trucha frita, cebiche, helado, etc. se pusieron a la orden del día. Luego de la comilona nos fuimos a compartir la fiesta con el pueblo, que bailaba alegremente sobre su cancha de futbol, nos sumamos a la celebración hasta las 6pm, hora en que tomamos nuestro bus de regreso a Lima.
Llegada a Callahuanca.
Fiesta de Santa Rosa en Callahuanca.
El almuerzo.
Disfrutando de la Fiesta.
La foto de despedida.

Ver álbum de fotos aquí: RodandoPerú-Fotos.

Conoce el Perú primero, en bus, en bicicleta o caminando y cada vez que lo hagas ten cuidado de no dejar tus desechos en el camino, llévalos en tu mochila o ponlos a buen recaudo. Viajando podemos conocer mejor la cultura de nuestros pueblos.

Atte.


Dúbert Díaz.
RodandoPerú.


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