Ruta: Cerro de Pasco-Yanahuanca-Ambo-Huánuco-Túnel Carpish-Tingo María-Aucayacu.
Recorrido en bicicleta: 375Km.
Entre cletas y hortalizas nos fuimos a Cerro de Pasco.
(Terminal terrestre de Yerbateros, Lima-Perú)
Terminal terrestre de Cerro de Pasco.
Listos para iniciar la ruta de 375Km a puro pedal.
Foto: Stalin Mendoza.
La ruta.
CAPÍTULO I: POR LA RUTA DE YANAHUANCA, PASCO-PERÚ.
Rodar en bicicleta a
4400msnm no es tarea fácil pero tampoco es imposible, así lo hicimos catorce
ciclo-viajeros luego de confirmar personalmente que las condiciones
atmosféricas de Cerro de Pasco eran amigables para poder ciclar por la puna
silvestre en dirección a Yanahuanca por una ruta que ninguno conocía. Una vez
más un mapa, una brújula, un poco de
instinto viajero y una correcta lectura de las señales del camino nos
permitieron llegar con éxito a nuestro destino.
Partiendo de Cerro de
Pasco, en dirección Oeste, ya casi en las afueras de la ciudad, hay un lugar
llamado Paragsha, por allí se encuentra un acceso que lleva a Yanahuanca. La
última casa de Paragsha es una bodega, de cuyo frontis se observa el ingreso a
una carretera afirmada que se adentra en el altiplano, comunicando una serie de
pueblos enclavados en el seno de la cordillera peruana. Eran la 11 de la mañana
cuando ingresamos a dicha carretera. Bastaron unos pocos minutos para que el
espectáculo de la naturaleza nos saliera al encuentro. Todo era bello en aquel
lugar y si le sumamos a esto la presencia de buenos amigos la diversión estaba
asegurada.
Camino a Paragsha, buscando el acceso a Yanahuanca.
Foto: Juan León.
Bodega en Paragsha, minutos antes de entrar en la puna silvestre.
Rodando por la sierra altiplánica (Pasco-Perú).
Como no conocíamos la
ruta, pensamos que se trataría de una bajada prolongada hasta Yanahuanca
(3000msnm), pero no fue así. El altiplano se extiende en una suerte de lienzo
interminable y ondulante, casi 40Km tuvimos que lidiar con el frío y el mal de
altura, algunos se vieron afectados más que otros pero a pesar de todo nadie sucumbió pues habíamos ido preparados para cualquier
contingencia; incluso por unos momentos llovía y granizaba, pero todo esto se vino
a sumar a la algarabía de rodar en bicicleta por la vertiente oriental de los
Andes. Sólo Lucho y Jhonatan fueron los más golpeados por el soroche, al primero incluso hubo que remolcarlo algunos kilómetros con una soga y el segundo se vio obligado a dormir por un buen rato mientras esperaba a los demás.
Cerca de las 6pm encontramos el descenso a Yanahuanca, la mitad del
grupo a esa hora ya había llegado a dicho pueblo. La última parte del camino es por carretera
asfaltada. La pendiente es espectacular. El clima se pone más amigable, pero
aún se siente un poco de frío. En lontananza, la selva alta aún se observa
muy distante.
Rodando por lo mejor del Perú.
Foto: Juan León.
Por la ruta de Yanahuanca, Pasco-Perú.
Rodando por lo mejor del Perú.
Por la ruta de Yanahuanca, Pasco-Perú.
Rodando por lo mejor del Perú.
Por la ruta de Yanahuanca, Pasco-Perú.
Rodando por lo mejor del Perú.
Casi 10 horas nos
tomó rodar los 65Km que hay entre Cerro de Pasco y Yanahuanca, la ruta es
medianamente exigente. Los últimos 10Km lo hicimos de noche, la
carretera se interrumpe repentinamente y da paso a una trocha en mal
estado, mientras tanto las linternas van
haciendo su mejor trabajo por sacarnos de las tinieblas. A pocos kilómetros de
Yanahuanca las escorrentías nos salen al paso y amenazan con tirarnos al suelo,
a lo que cada quien hace su mejor esfuerzo para no resbalar en el lodo
que se ha formado en la carretera.
A las 8pm ya todos
estábamos reunidos en Yanahuanca, apenas hubo tiempo para tomar decisiones
sobre cómo llegaríamos a Huánuco. La distancia entre Yanahuanca y Huánuco era
casi 120Km, pero primero había que descender por una trocha afirmada hasta
Ambo y de allí tomar la Carretera Central, esta ruta tampoco la conocíamos.
Después de evaluar la geografía, el clima, la hora y la distancia que teníamos
que sortear la decisión fue la siguiente: 3 ciclistas se quedarían a pernoctar
en Yanahuanca, 6 ciclistas abordarían un bus a Huánuco y los otros 5 nos lanzaríamos
a rodar por aquella ruta desconocida. Grande fue nuestra sorpresa cuando
confirmamos que la ruta a Huánuco era más larga de lo que habíamos imaginado.
En Plaza Mayor de Yanahuanca, Pasco-Perú.
Yanahuanca, Pasco-Perú.
Los cinco ciclistas que bajaron en bicicleta a Huánuco.
CAPÍTULO II: POR LA RUTA DE AMBO, HUÁNUCO-PERÚ.
Cerca de las 9pm cinco ciclistas partimos de Yanahuanca
en dirección a Huánuco. Las linternas jugaron su mejor papel, pero la pericia
de los cicloviajeros también. Fue una ruta extenuante y tensa, a gran
velocidad, por carretera afirmada, bajo el rutilante atisbo de la luna. No todo fue descenso, el camino es ondulante, por una
pista de tierra que va bordeando los cerros y que a veces se aproxima a un río
cuyo nombre desconozco. El brillo de la luna casi siempre es doblegado por el
pico de una montaña, lo cual entorpece la vista del paisaje. La luz artificial,
proyectada de nuestras bicicletas, generan un entorno más amigable para poder
hacer frente a la penumbra. La sensación de frío se aleja a medida que vamos
ingresando a la selva alta. Esta vez nos perdimos el paisaje, sólo algunas
fotografías tomadas en medio de la noche por Jhonatan dejarán constancia de que
alguna vez pasamos por allí.
Descenso a Ambo y Huánuco.
Foto: JE PA Ve
Unos letreros que anunciaban la distancia a Ambo
no hacían más que recordarnos lo mucho que faltaba, pues nosotros creíamos
estar yendo rápido pero al parecer eso no ocurría, pues el kilometraje no era
compatible con el esfuerzo que hacíamos por salir de aquella noche inacabable.
Marco se disparaba cada vez que podía hasta que pareció agotarse y terminó en
la cola, no sin antes comentar que había visto cosas raras en la ruta. Más
tarde tuvo la mala suerte de que un perro lo atacara y le mordiera la
pantorrilla, pese a eso logró vencer la negra noche. Álvaro empezó a sentir dolor en
la rodilla y cuando parecía ya no poder con los pedales sacó fuerzas de donde pudo y logró culminar la ruta. Los cinco ciclistas hemos rodado duro y parejo y a penas nos
hemos detenido dos o tres veces para miccionar y beber agua. Hasta un huayco
tuvimos que sortear, donde más de uno tuvo que pisar el lodo y embarrase las
zapatillas.
Tratando de pasar un pequeño huayco en la carretera.
Foto: JE PA Ve.
El Huayco pudo más, jaja.
Foto: JE PA Ve.
A 10Km de Ambo.
Foto: JE PA Ve.
Cerca de la una y treinta de la madrugada llegamos a
Ambo, hambrientos, sedientos, jadeantes y sumamente asquerosos. La única bodega
que encontramos abierta fue la Bendición de la noche, aunque luego tendríamos
que afrontar un pequeño problema.
De Ambo a Huánuco hay unos 25Km aproximadamente, nadie
quería seguir pedaleando, pero al no encontrar ningún carro que nos transportara
no nos quedó más remedio que hacerlo. La pista ahuecada hacia Huánuco fue otro
martirio. A las tres de la mañana del viernes santo recién pudimos ver el
letrero que anunciaba nuestra llegada a Huánuco (1900msnm). A las cuatro y
treinta de la mañana recién pudimos encontrar un hotel con cuartos disponibles.
A las cinco de la mañana recién pudimos irnos a dormir y a las nueve de la
mañana la mayoría ya estaba en la plaza de Huánuco para iniciar la rodada a
Tingo María. Todo sucedía demasiado rápido.
Llegada a Huánuco, después de una larga jornada.
Foto: JE PA Ve.
Foto: JE PA Ve.
CAPÍTULO III: POR LA RUTA DEL TÚNEL CARPISH, TINGO MARÍA,
HUÁNUCO-PERÚ.
Al Noreste de Huánuco está Tingo María, con su variopinta
comida y sus exóticos paisajes que deslumbran a más no poder a cualquier
viajero.
A las 9 de la mañana del viernes santo los pedales
volvieron a rodar, casi todos se habían apostado en la plaza mayor de Huánuco,
el menú del día era una trepada exigente hacia un túnel llamado Carpish
(2750msnm) y un descenso vertiginoso hacia la selva baja (650msnm) donde un
parque nacional llamado Tingo María nos aguardaba con una de las muestras más
grandes de biodiversidad peruana.
El primer grupo partió a la hora indicada, mientras que
algunos lo hicimos dos horas más tarde. Marco y Álvaro decidieron quedarse por
las lesiones sufridas la noche anterior. Jorge decidió ir en bus ya que venía
sintiendo un dolor en el tórax producto de una caída que tuvo en la ruta de
Yanahuanca cuando un perro se le atravesó
La gente en la plaza mayor de Huánuco, antes de partir a Tingo María.
Foto: Stalin Mendoza.
A las 10.30am, mientras todos estaban en ruta, me
encontré con Jhonatan en un restaurante donde por fin pude comer algo digno
después de la gesta de la noche anterior. Me sentía muy cansado y mal dormido. Si
no hubiera sido por Jhonatan tal vez no hubiera hecho la trepada al túnel
Carpish porque yo ya había recorrido esos caminos en el 2010 junto con Álvaro. Casi
estaba convencido de tomar un bus hasta dicho túnel y encontrarme con todos
allá arriba. Sin embargo, al ver a Jhonatan con todos los ánimos renovados, a
pesar de que él también había rodado conmigo la noche anterior, fue suficiente
para reincorporarme; yo sabía que al subirme a mi bicicleta en unos segundos la
adrenalina y la endorfina harían su trabajo
y así ocurrió.
Plaza mayor de Huánuco (partida a Tingo María).
Al cabo de unos minutos ya estábamos en el letrero que
anuncia la distancia que hay entre Huánuco y Tingo María, 120Km no iban a ser
más que yo, además estaba preparado para esto. Más adelante paramos en un
grifo, luego de eso Jhonatan fue historia para mí, a penas alcancé a ver la
estela que dejaron sus neumáticos. Como yo ya estaba en ruta y con las
endorfinas a mi favor seguí para adelante. Luego de 20Km llegué al puente
Rancho, realmente no sabía en qué kilómetro se hallaba el túnel Carpish, pero
yo seguí bregando con la pendiente en contra hasta que en el kilómetro 32
Filomón me dijo por teléfono que el túnel se encontraba en el kilómetro 45, aquello
fue una grata noticia, pues ya me faltaba poco.
La gente en su trepada al Túnel Carpish.
Foto: Stalin Mendoza.
Foto: Stalin Mendoza.
Cerca de Acomayo.
Rodando por lo mejor del Perú.
Amigos de la ruta, cerca a Mayobamba.
La dueña de una bodega me ilustró sobre la secuencia de los
pueblos en la ruta al túnel Carpish, yo recordaba uno muy especial llamado
Cancejos donde producen unas flores llamadas Hortencias, me dijo que dicho pueblo
era el último antes de llegar a Carpish y que me faltaban otros cuatro antes de
él. Con esa información me sentí reconfortado, sabía que Cancejos estaba a 10km
aproximadamente, pero no sabía si mis compañeros me esperarían. Mientras tanto
el cielo se fue poniendo gris y una lluvia se anunciaba como algo inminente.
Al llegar a Cancejos me sentí aliviado, su paisaje es
encantador, aderezado con hortensias a raudales. Pasando este pueblo un letrero
color verde me hizo enormemente feliz, luego de 5 horas de viaje había llegado
a la cumbre, sabía que después de pasar el túnel Carpish el clima mejoraría radicalmente
y la carretera se inclinaría a mi favor.
Mi paso por Cancejos, el paraíso de las Hortensias.
Cancejos, el paraíso de las Hortensias.
En el restaurante del túnel Carpish mis amigos me estaban
esperando, fue bueno verlos, a decir verdad no quería pasar ese túnel solo.
Sólo Filomón, Jhonatan y Annguie ya se habían marchado.
En el túnel Carpish, minutos antes del descenso a Tingo María.
A las 4.30pm Carlos,
Stalin, Lucho, Juan, Gabriel, Kenny, Pittman y yo cruzamos el túnel Carpish en
dirección a Tingo María. Dentro del túnel todo discurría con total normalidad
hasta que Stalin sufre un calambre en ambas piernas; la luz del túnel estaba
distante, la oscuridad era total, los que iban adelante no se percataron. Lucho
y yo ayudamos a Stalin, tuvimos que permanecer parados en medio del túnel
algunos minutos hasta que él recobrara el movimiento, el momento fue muy tenso,
por un momento pensé que Stalin se desplomaría, pero él supo afrontar la
situación, permaneció encima de su bicicleta el tiempo que pudo, luego logró
bajarse de ella y pudo caminar a tientas hasta salir del túnel; más tarde
Carlos lo ayudó a recuperar el movimiento, el calambre había sido serio.
Luego el descenso continuó sin contingencias, la ruta se
fue abriendo paso entre montañas imponentes llenas de un verdor absoluto. La
gente estaba eufórica, pero siempre precavida, las fotos no se hicieron
esperar. El espectáculo de la selva había comenzado.
Rumbo a Tingo María. Rodando por los caminos del Perú.
Faltando 20km para llegar a Tingo María, ya de noche,
Stalin vuelve a sufrir otro calambre, lo cual lo obligó a tomar un transporte
motorizado. Los demás seguimos rodando de noche hasta llegar al objetivo. Cerca
de las 10pm llegamos a Tingo María.
Llegada a Tingo María.
CAPÍTULO IV: SÁBADO DE GLORIA, PARQUE NACIONAL DE TINGO MARÍA.
El parque nacional de Tingo María tiene mucho que ofrecer
al visitante, pero como nuestra estadía fue muy corta sólo pudimos ir a la
catarata Santa Carmen y a la Cueva de las Lechuzas (Guácharos). Fue una experiencia
singular recorrer aquellos parajes indescriptibles que te dejan maravillado a
más no poder. El Perú lo tiene todo.
Trekking a la catarata Santa Carmen.
Cueva de las lechuzas.
Plaza mayor de Tingo María.
CAPÍTULO V:. POR LA RUTA DEL ALTO HUALLAGA, AUCAYACU-PERÚ.
Mi viaje estuvo a punto de culminar el sábado por la
noche, sin embargo el bus que llegó a Tingo María procedente de Pucallpa vino
con la bodega atestada de equipajes, lo cual imposibilitó que las bicicletas de
Gabriel, Juan y la mía ingresaran en tan pequeño espacio, no obstante las
bicicletas de Stalin, Carlos y Lucho si pudieron entrar en la bodega así que sólo
ellos pudieron marcharse. Cuando supe que aquel bus tardaría más de 12 horas en
llegar a Lima se me quitaron las ganas de viajar, razón por la cual me cayó
como anillo al dedo el hecho de no poder embarcarme en aquella unidad. El
sábado por la noche sólo seis ciclistas nos quedamos en Tingo María, listos
para enrumbarnos a Aucayacu al día siguiente.
El domingo nos sorprendió con un aguacero incontenible, pero
la lluvia no sería un óbice para cumplir nuestro objetivo. A las 8am la lluvia
cesó intempestivamente y las bicicletas se fueron abriendo paso sobre el húmedo
asfalto.
Rumbo a Aucayacu. Rodando por los caminos del Perú.
15Km de carretera impecable nos ponen en el desvío que lleva a
Aucayacu y tras cruzar un puente en dirección Noroeste tomamos la ruta que
penetra en el corazón del alto Huallaga. La vista desde nuestro asiento de
primera clase era fascinante, a nuestro lado izquierdo la selva se mostraba
oronda y salvaje, con un verde impenetrable y hartamente ubérrimo, capaz de
dejar perplejo hasta al más distraído viandante. ¡Qué vista caray!, ¡Qué
hermoso era todo esto! Sin lugar a dudas la ruta a Aucayacu ha sido una de las
rutas más bonitas que he pedaleado en mi alocada vida de ciclista. Y
pensar que algunos amigos nos dijeron que no fuésemos por allá porque era demasiado
peligroso, sin embargo jamás vimos un ápice de peligro y por el contrario la
ruta nos pareció bastante segura y atractiva, la carretera se encuentra en
perfecto estado y en el camino te topas con algunos pueblos donde siempre
puedes encontrar una bodega donde abastecerte e incluso restaurantes donde poder
comer. La ruta de Tingo María a Aucayacu es de nivel fácil, 60Km de puro
asfalto, con ligeras ondulaciones, apta para cualquier tipo de bicicleta y para
cualquier tipo de ciclista. Viajar por esta carretera es como viajar en medio
de la selva.
Rumbo a Aucayacu. Rodando por los caminos del Perú.
Rumbo a Aucayacu. Rodando por lo mejor del Perú.
Rumbo a Aucayacu. Rodando por lo mejor del Perú.
Foto: Juan León.
En la ruta a Aucayacu hay un lugar llamado Pacae donde hallamos
una bodega cuya dueña nos permitió ingresar a sus dominios, nosotros estuvimos
encantados de penetrar en ese pedazo de jungla que era su patio posterior,
donde además podían verse plantas de gran valor económico como cacao, sapote,
coco, limón, mandarina, noni, entre otros, era formidable estar allí y hasta nos
permitieron comer los frutos propios de la región. Sheyla, la hija de la dueña
nos guió por su chacra y nos habló sobre su vida en la selva, nos dijo que
detrás de su casa se extendía el monte, infinito como lo habíamos visto desde
el sillín de nuestras bicicletas. Sheyla estudiaba enfermería en un instituto
de Aucayacu y apenas conocía las herramientas de internet, pero nos dijo que en
su escuela buscaría nuestra página para ver la foto que nos tomamos con ella y
su hermanita en el huerto de su casa.
El Huerto de Sheyla. Rumbo a Aucayacu.
A las doce del medio día llegamos al corazón del alto
Huallaga, el letrero de bienvenida a Aucayacu anunciaba nuestro éxito de 365Km a
puro pedal, partiendo de la puna altiplánica, descendiendo por la selva alta y
llegando hasta el corazón de la selva baja. De esta manera nuestro viaje había
llegado a su fin.
Nuestra llegada a Aucayacu, corazón del alto Huallaga.
Sin más tiempo que perder nos tomamos algunas fotos en la
plaza mayor de Aucayacu y en el malecón del río Huallaga y en el acto abordamos
el carro de regreso a Tingo María, donde un bus con destino a Lima partiría a
las 3pm llevándose a Juan, Gabriel y Pittman, mientras que Filomón y yo
tomaríamos un transporte local en dirección a Huánuco y Anngie se quedaría
algunos días más en Tingo María.
Plaza mayor de Aucayacu.
Malecón del río Huallaga, Aucayacu-Perú.
Todos los tiempos habían cuadrado perfectamente, ahora
sólo esperaba llegar a Huánuco para comprar un pasaje de regreso a Lima para
esa misma noche y poder estar en mi casa antes de las 6am del día lunes, sin
embargo las cosas no ocurrieron así, pues a las 6 de la tarde un problema en la
carretera propició una atascada interminable y un desorden vehicular que no
tenía cuando acabar.
Un problema en la carretera nos obligó a seguir rodando.
Esto ocurrió a 15Km del túnel Carpish. Allí nos volvimos a
encontrar con nuestros amigos, cuyo bus también se encontraba varado. Al no
haber atisbos de solución, Filomón y yo no tuvimos otra opción que bajar
nuestras bicicletas del bus y comenzar a pedalear en dirección al túnel
Carpish, teníamos que llegar a Huánuco antes de las 9 de la noche porque sino
nuestra suerte estaría echada. A penas pudimos trepar 10km en dirección al
túnel y el cansancio empezó a pasarnos la factura, a esa hora lo que menos
quería era seguir pedaleando, pero no tenía otra opción, sin embargo grande fue
nuestra suerte cuando una camioneta se detiene para ayudarnos. El conductor nos
llevó hasta Huánuco y no nos cobró ni un sol. Llegamos a la agencia a las 9 de
la noche y logramos encontrar pasajes para las 9.15pm, sin lugar a dudas la
suerte estaba de nuestro lado. Casi 9 horas tardó ese bus en llegar a Lima,
pero de cualquier forma pudimos llegar antes que nuestros compañeros, quienes
recién lo hicieron cerca de las 10 de la mañana, siete horas más de lo habitual
por el atasco que hubo en la ruta hacia el túnel Carpish.
A las 7 de la mañana del día lunes mi bicicleta dejó de rodar cuando
su odómetro marcaba 396Km de recorrido total, ¡Qué estupenda ruta! Rodar en bicicleta de Pasco a Aucayacu fue un placer
Atte.
Dúbert Díaz Ramírez.
RodandoPerú
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