miércoles, 30 de noviembre de 2011

BICIPASEO CULTURAL AL MUSEO DE HISTORIA NATURAL, Colegio Trilce, 26/11/11

Como parte de su campaña de promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible, el colegio Trilce Marsano llevó a cabo su TERCERA salida en bicicleta hacia un centro de interés cultural, esta vez el lugar elegido fue el Museo de Historia Natural de Lima.
Entre las 8am y 2pm un grupo de alumnos realizó la visita al referido Museo. El recorrido en bicicleta fue de 30km aproximadamente y se hizo a través de los distritos de Surco, Miraflores, San Isidro y Lince. Aunque parezca increíble este museo no cuenta con playa de estacionamiento, pero ello no fue obstáculo para llegar en bicicleta, las mismas que fueron parqueadas con debido orden en uno de los muros que circundan dicho recinto.

Concentración: Colegio Trilce Marsano.
 La partida.
 Calles de Santiago de Surco.
 Ciclovía de la Av. Arequipa, Miraflores.
 Llegando al distrito de Lince.
 Parqueo de bicicletas improvisado.
 Ingreso al emblemático Museo de Historia Natural.
 El Oso andino en el Museo de Historia Natural.
 Area dedicada al Cocodrilo.
El Museo de Historia Natural, fundado el 28 de febrero de 1918, es una dependencia del Rectorado de la Universidad San Marcos encargada de colectar, investigar y exhibir organismos y muestras representativas del Patrimonio Natural del Perú y de la humanidad en lo referente a Flora, Fauna y Gea, a fin de generar conocimiento científico e impartirlo a todo nivel. Los ejemplares de tales muestras se estudian, conservan y custodian en el Museo, formando Colecciones Científicas Especializadas.

Ver álbum de fotos aquí: Fotos de RodandoPerú 

Programa dirigido por RodandoPerú.


PRÓXIMO BICIPASEO: 17 de diciembre.

“La bicicleta también es cultura”

Atte

Dúbert Díaz R.
RodandoPerú

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miércoles, 16 de noviembre de 2011

LIMA–CALANGO EN BICICLETA, 13/11/11

"Por las rutas de la manzana Delicia”

“El Sur es una playa fantástica,

el Sol siempre se queda en el Sur,

la Luna es una lámpara mágica,

camino, cami, cami, camino del Sur”

¡Nuestras cletas son lo máximo!, nos llevan por lugares impensados donde pocos se atreven a ir, esta vez enrumbamos pedales hacia el Sur.

Cerca de las 8am iniciamos nuestra jornada, seis pedaleros nos juntamos en la salida Sur de Lima y nos fuimos rodando hasta el kilómetro 75 de la Panamericana Sur, hasta allí todo fue un discurrir tranquilo, recorriendo un pedacito del desierto costero en línea paralela a nuestro rebosante mar. Dos llantas pinchadas y algunas paradas de re agrupación fueron motivos suficientes para un breve retraso, pero nada insalvable en comparación con la canícula de verano que ya se vive en el Sur.
 
La Partida: Salida Sur (km 19.5 Panamericana Sur)
Algunos plátanos en Chilca compensaron la pérdida de minerales mientras que, más allá, unos helados de Higo se derretían raudamente en las manos de unos sedientos ciclistas.
Cerca de la 1pm, David, Carlos, Juan, Jorge, Iván y yo estábamos parados frente a un letrero que señalaba la ruta a Azpitia, habíamos llegado hasta aquí entrando por un desvío que se encuentra a la altura del puente San Andrés. Fue en dicho letrero donde se inicia realmente nuestra aventura, a 4km de allí quedaba Azpitia y a unos 20km más arriba estaba Calango, nuestro objetivo final.
Llegando a Chilca, km 62 de la Panamericana Sur.

 Buscando el acceso a Azpitia (altura Km 75 de la Panamericana Sur).
 Acceso a Azpitia.
La ruta a Azpitia está precedida por algunas haciendas y unos enjutos bosques de huarangos y eucaliptos, los cuales van a morir a un descampado de lomas desnudas que son la antesala de un paisaje suigéneris al cual sabiamente han denominado “El Balcón del Cielo”. Luego de trepar una cuesta y sortear con júbilo un pequeño descenso ya estábamos haciendo nuestra primera escala en el valle de Azpitia.
Camino a Azpitia.
La tienda de la familia Cuya, donde además venden cremoladas y alquilan bicicletas a 5 soles la hora, fue el lugar donde nos re hidratamos y comimos algo para soportar el hambre hasta Calango.
 Bodega de la Familia Cuya.
Mis amigos pensaron que primero tomaríamos la ruta hacia Mala para luego acceder a la carretera que lleva a Calango, sin embargo eso estaba lejos de la realidad, porque que mi propuesta había sido cruzar de Azpitia a Calango, en viaje directo, sin tener que pasar por Mala. El señor de las Cremoladas nos dijo que eso era imposible, pues no existía una ruta directa de Azpitia a Calango y que la trocha que penetraba por la margen derecha del río Mala terminaba tres kilómetros más arriba, no obstante, para NO matar nuestras ilusiones nos dijo que había un camino al nivel del Río que llevaba hasta un lugar por donde fácil podríamos cruzar hacia la margen izquierda y proseguir nuestro viaje a Calango, esta idea nos pareció genial, aunque algunos se quedaron preocupados al no saber cómo cruzarían el cauce del río. Al término de nuestra comida y fotos de recuerdo en la posada de los Cuya, un hombre llamado Efraín pasa con una bicicleta que parecía tener más años que él mismo, en eso el señor Cuya nos dijo que dicho hombre hacía  casi siempre la ruta Calango – Azpitia, ida y vuelta, ¡vaya, qué sorpresa!, venir a encontrarnos por estos lares con todo un ejemplo de Movilidad Sostenible, ¡éramos nada! al lado de aquel ciclista que a diario recorre 40km por caminos montañosos y que además sortea el cauce de un río. El señor de las cremoladas nos aconsejó seguir al tal Efraín, pues él nos mostraría la ruta a Calango. Pasados unos minutos, partimos en busca de Efraín, ya casi ni lo veíamos, es más lo perdimos, seguimos sus huellas pero jamás lo encontramos, era como si se lo hubiera tragado la tierra, lo bueno de todo es que ya sabíamos que había un camino pero no sabíamos exactamente por donde era, la primera trocha que tomamos culminó en la puerta de una lujosa  hacienda, muy cerca de allí encontramos un desvío no ciclable, lo cruzamos a tientas y al otro lado encontramos otra trocha que ascendía por una colina, en cuya curva más alta vislumbramos un largo camino, desde allí podía verse el valle en todo su esplendor, no había razón para preocuparse pues sabíamos que en la otra orilla del cauce estaba la trocha carrozable que llevaba a Calango, pero para llegar  hasta allá había que hacer un pequeño esfuerzo.

Buscando la Ruta a Calango, por la margen derecha del río Mala.
Seguimos aquella trocha hasta donde ya no hubo nada más para andar, el camino se acabó por completo, aunque en medio de los cerros se observaba una marca similar a la de una carretera, pero más tarde supimos que era un acueducto que alimentaba al pueblo de Santa Cruz de Flores. Ya sin carretera no nos quedó otra cosa que inventarnos un camino y nos fuimos en dirección al acantilado y a unos metros más arriba encontramos una hacienda, cuyos perros y pavos atolondrados nos dan una rápida bienvenida, luego un señor muy amable nos sale al encuentro y nos señala el camino de descenso hacia el río, nos da las instrucciones precisas de cómo bajar por el acantilado, tomar el sendero correcto que lleva a una acequia y luego otro camino que atraviesa una suerte de bosque de manzanos, plátanos y carrizos hasta dar con un claro de prado en la cercanía del río. 

Bajando hacia el cauce del río.
 En la parte baja del cauce del río Mala.
Mientras bajábamos el señor de los pavos nos atisbaba y con señas nos iba dirigiendo hacia el cauce del río. Para bienestar nuestro por esta época del año el caudal del río Mala es muy escaso, así que nadie tuvo que zambullirse en sus aguas para cruzarlo, un puente de eucalipto fue quien nos puso en la margen izquierda del río Mala, desde allí la hacienda del señor de los pavos apenas podía verse. Casi una hora nos tomó cruzar el cauce del río, quizás sin este ingrediente nuestro viaje hubiera sido aburrido, mis amigos quedaron satisfechos, sin embargo a veces noté que el espíritu aventurero de algunos parecía abandonarlos por momentos, sólo espero que aquello haya sido producto del estrés o el hambre y no por miedo (jaja), pues era ilógico pensar que estábamos perdidos cuando en frente teníamos el río y la carretera que nos podía llevar a Mala o Calango. Terminada esta pequeña aventurilla llegamos a un pueblo llamado Aymarás, que se encuentra ubicado casi a mitad del camino que lleva a Calango, esto significaba que habíamos ahorrado cerca de 15km al no pasar antes por Mala y le habíamos agregado a nuestro viaje una notable dosis de adrenalina.

Cruzando hacia la margen izquierda del río Mala.
El siguiente pueblo se llama San Juan de Correviento, a su salida hay un puente y a 3km del mismo está Calango, precedido por una lata gigante arrimada a un poste, en cuya inscripción se lee 20km, mensaje que, supongo, comunica la distancia total entre Mala y Calango. Unos metros más arriba, una pareja de esposos joviales, criadores de perros peruanos, nos da la bienvenida a esta apacible ciudad a la que llaman “Capital de la manzana Delicia”.

Camino a Calango.
 Plaza mayor de Calango, la "Capital de la manzana Delicia.
No tuvimos mucho tiempo para recorrer el pueblo, sólo lo necesario para tomar algunas fotografías, a las 5pm encontramos un restaurante, teníamos que comer muy rápido si queríamos descender en cleta hasta Mala, la mayoría se encontraba cansado, pues 100km a puro pedal no eran poca cosa, además no todos tenían luces y la noche se nos venía encima, así que tuvimos que cambiar la aventura de descender sobre el sillín de nuestras cletas por un inefable transporte a motor.



El descenso en combi fue superado tremendamente por una agradable conversa con su cobrador, Luis me habló sobre la fiesta de la manzana, la vendimia, la vida nocturna de Calango y de una ruta que lleva a un lugar llamado Viscas, situado en las entrañas de las montañas más altas de la región. Mientras él me hablaba yo iba tomando nota para una próxima excursión.



Finalmente a las 7pm llegamos a Mala y la foto del recuerdo no se hizo esperar.

Plaza mayor de Mala.
La ruta de exploración nos dejó grandes satisfacciones, nuestras bicicletas nos llevaron y nos sacaron de los lugares por donde fuimos… ¡Nuestras cletas son lo máximo!, sin ellas nuestras vidas serían inmutables.

Ver álbum de fotos aquí: Fotos de Calango

“Conoce el Perú primero y si es en cleta mejor.
Cuando viajes no arrojes tus desperdicios en cualquier parte, nuestra patria no es un basurero”

Atte.

Dúbert Díaz

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

LIMA – ANTIOQUÍA, EN BICICLETA, 30/10/11

El domingo 30 de octubre nos fuimos a Antioquía, la mayoría de ciclistas que nos acompañó hizo esta ruta por primera vez. Fueron aproximadamente 86 km a puro pedal. La ruta que seguimos fue: La Molina-Musa-Manchay-Cieneguilla-Río Seco-Chontay-Nieve Nieve-Sisicaya-Antapucro-Chillaco-Antioquía.

Ahora existe una carretera nueva que nace en Chontay, pero se interrumpe tras pasar un lugar llamado Chillaco, de allí se inicia una trocha de aproximadamente 8km, luego vuelve la carretera nueva hasta Antioquía. El tramo de Río Seco a Chontay aún no está asfaltado, es una pista en mal estado similar a una trocha.

Partimos desde La Molina, a las 7.15am.


Rodamos por Musa en dirección a Cieneguilla. 

Trepamos hasta la cumbre de la Av. Las Palmeras,
para luego deslizarnos por el serpentín de Cieneguilla.

 Descenso por el serpentín de Cieneguilla.

Participaron 16 ciclistas, de los cuales cuatro hicieron la ruta en la modalidad de entrenamiento, tres fueron a ritmo moderado y nueve lo hicieron a ritmo de cicloturista.

 En el óvalo de Cieneguilla.

 Ingresando a las montañas de Huarochirí, rumbo a Antioquía.

 Breve descanso antes de Chontay.

 Nuestro paso por Nieve Nieve, rumbo a Antioquía.

 Llegando a Sisicaya, tierra de Mitos y Leyendas.

 En medio de las montañas de Huarochirí, a unos 10km de Antioquía.
El grupo de cicloturismo coronó su objetivo a las 5.30pm, nuestros amigos: Juan, Saúl, Lourdes y Raúl se dieron el gusto de llegar a Antioquía a bordo de una cleta, lo mismo ocurrió con mi amigo Pavel, quien horas antes nos había dado el alcance y nos acompañó hasta el final del viaje, hace dos años él no pudo completar la ruta por una avería en su bicicleta. El grupo conformado por Diego, Gabriel y Carlos llegaron a Antioquía cerca de las 3pm y el grupo de los rápidos y furiosos, conformado por Gerson, Kamary, Carlos y Juan lo hicieron mucho antes. Daniel, José y otro ciclista más decidieron retornar desde Chontay.

Llegada a Antioquía, 5.30pm. ¡En cleta sí se puede!
Luego de tomarnos algunas fotos en la plaza mayor y almorzar cerca de las 6pm, decidimos que lo más conveniente era retornar en carro, pues no todos tenían experiencia haciendo descenso nocturno y no todos tenían luces. Para suerte nuestra apareció un camión que bajaba para Lima llevando membrillos, éste nos trajo hasta La Molina, nos cobró 10 soles a cada uno, llegamos como a las 10pm.

El ascenso a Antioquía por momentos fue un martirio, el sol implacable se esmeraba por doblegar nuestro ánimo inexorablemente, sin embargo nadie se rindió, todos soportaron con estoicismo las 10 horas de pedaleo que duró nuestro viaje. La re hidratación fue lo más importante para no sucumbir a la ruta, las frutas ayudaron un montón.

Plaza Mayor de Antioquía, reto cumplido. 
El retorno, encerrados en la tolva del camión fue muy divertido, fuimos oliendo a membrillo, mirando las estrellas y atisbando un cuarto menguante lunar que se iba esbozando en lo alto del cielo, las historias de apariciones y duendes no se hicieron esperar y los saltos provocados por los baches de la pista estuvieron a la orden del día. Por el contrario, Pavel, Raúl y Saúl parecían ir más cómodos en el techo del camión, mismo “Mirabús Huarochirano”.
 
Antioquía, la ciudad retablo, la ciudad de los colores, es uno de los 32 distritos de la provincia de Huarochirí, ubicada en el departamento de Lima, a 1550 msnm. ¡Vale la pena visitarla!

Ver álbum de fotos aquí: RodandoPerú Fotos. 

Conoce el Perú primero y si es en cleta mejor.
Cuando viajes por el Perú no arrojes tus desperdicios en cualquier parte, nuestra patria no es un basurero.

Atte

Dúbert Díaz R.

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martes, 1 de noviembre de 2011

BICIPASEO CULTURAL A LA HUACA PUCCLLANA, COLEGIO TRILCE MARSANO, 29/10/11

Como parte de su campaña de promoción del uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible, el colegio Trilce Marsano llevó a cabo su segunda salida en bicicleta hacia un centro de interés cultural, esta vez el lugar elegido fue la Huaca Pucllana, ubicada en el distrito de Miraflores.

Entre las 8am y 1pm un grupo de alumnos realizó la visita a dicho centro cultural. El recorrido en bicicleta fue de 21km aproximadamente y se hizo a través de los distritos de Surco y Miraflores. A los participantes se les dio todas las facilidades del caso para parquear sus bicicletas en la zona de estacionamiento.

La Partida: Colegio Trilce Marsano.

 De Surco a Miraflores, rumbo a la Huaca Pucllana.

 La bicicleta como medio de transporte sostenible.

En el óvalo de Miraflores, inicio de la Ciclovía de la Av. Arequipa.

 Llegada a la Huaca Puccllana, en bici sí se puede. 

Conociendo el pasado de la Cultura Lima.
La bicicleta también es cultura.
La Huaca Pucllana (templo de adoradores del Mar) constituye un vestigio de la cultura Lima (200-700 d.C.) y representó el centro de poder local, religioso y administrativo de toda la zona. En ella resaltan su configuración arquitectónica, evidenciada en la construcción de plazas, banquetas, pasadizos, ambientes de preparación de alimentos y accesos en rampas. Sus habitantes se dedicaron a la pesca, el marisqueo y la agricultura, logrando un pleno dominio de su medio ambiente. Construyeron canales y habitaron muchos campos de cultivo, fabricaron embarcaciones de totora y destacaron en l fabricación de grandes cántaros de cerámica, tejidos, objetos metálicos, etc. Su religión se expresó en el uso frecuente de íconos inspirados en el mar, principalmente tiburones, olas y lobos marinos.

 La ruta, 21km  puro pedal.


La organización del evento estuvo a cargo de RodandoPerú.

Próximo bicipaseo: 26 de noviembre.
 
“La bicicleta también es cultura”

Ver álbum de fotos aquí: Fotos RodandoPerú. 

Atte

Dúbert Díaz R.


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